sábado, 30 de enero de 2016

TORRES DE FARO


Desde la hermosa torre de Hércules, el faro más antiguo del mundo, hasta los más sofisticados de hoy en día, siempre me han gustado las torres de faro. Estos centinelas dispuestos siempre a iluminar el camino a las embarcaciones, atentos a que su luz ilumine toda el área.
Me gusta de manera especial verles iniciar su labor, cuando cae la noche en su incansable quehacer paciente de iluminar su amplia zona  a barquitas y barcazas. Vigías de la costa que siempre están ahí y que se ponen en activo cuando es necesario.
Pienso que los educadores tenemos mucho de torres de faro. Siempre a punto, el educador, cuando es necesario, orienta incansablemente iluminando aquellos caminos que han de recorrer los alumnos; no quita obstáculos, alumbra, no obliga rutas, ilumina pistas, pacientemente y  en todas direcciones.
Tal vez la diferencia es que el educador se hace a la mar, si es necesario, para también desde alta mar seguir orientando.
Torres de faro, educadores que iluminan caminos, dando el protagonismo a cada alumno


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