No por habitual, no por su uso algunas veces insconsciente, puede pasarnos desapercibido el valor, la fuerza, la magia de la palabra.
La palabra es vehículo privilegiado de comunicación y por lo mismo lo es también de educación.
Escrita o hablada, concreta ideas, expresa sueños, comunica sentimientos, crea, inventa, sugiere, imagina, conforta, corrige, acompaña...
Nos lo recuerda el poeta, Joan Maragall, en su "Elogio de la palabra" en el año que celebramos el centenario de su muerte, cuando Dios le concedió "un mayor nacimiento", como afirma al final de su Cántico espiritual.
Y nos lo pone de manifiesto Ana María Matute en su discurso, al recibir esta semana el premio Cervantes de manos del Rey.
www.elpais.com/elpaismedia/ultimahora/201104/27/cultura
Vaya fuerza la de la palabra. Me ha sorprendido lo que dice Maragall. Tendríamos que tenerlo más en cuenta!
ResponderEliminarAconsejo a todos leer el Elogio de la palabra, es impresionante.
Efectivamente la palabra es poderosa. La palabra del que te escucha, te espera y te acompaña te puede llenar toda una vida.
ResponderEliminarOjala sepamos encontrar la más adecuada en cada momento..
Me ha encantando el discurso de Ana Maria Matute. leanlo si pueden!