Los cuentos escuchados, leídos o narrados - bien seleccionados dentro de tantos como ofrece hoy el mercado y elegidos de acuerdo a la edad- tienen un enorme valor educativo por cuanto favorecen la comunicación y la adquisición de vocabulario; colaboran en la formación en valores humanos y fomentan el desarrollo de la imaginación y de la creatividad.
Son un rico caudal al alcance de todos. Familias y maestros no pueden olvidarlos.
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