Con este título Francesc Torralba publicó hace casi un año un interesante libro que él mismo define como un "pequeño cuaderno de bitácora para orientarse en el mar de las emociones".
Las emociones forman parte de nuestra identidad, porque es cierto que todos somos seres "apasionados" y las emociones, como tantos otros aspectos de nuestra gran riqueza humana, se han de reconocer y educar. Somos sujetos de educación.
Entrelazados entre sí pensamientos y emociones, están en la base de muchas decisiones y ritman el diario vivir.
Ayudar a reconocer las propias emociones y las de los demás es fundamental para que el conocimiento propio y la convivencia mejoren y se optimicen.
Como las emociones afloran siempre, y más si cabe en vacaciones porque disfrutamos de un tiempo más distendido tanto mayores como pequeños, el verano puede ser un tiempo adecuado para ayudar a cada uno a ser dueño de sus emociones.
La unidad de la persona es muy compleja, pero estamos muy bien hechos.
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