En realidad debería sobrar el adjetivo porque, para que el aprendizaje sea de verdad lo que debe ser, sólo puede ser personalizado. El alumno es el protagonista de su aprendizaje y no hay dos alumnos iguales.
Es fundamental tenerlo presente, aunque no siempre sea fácil encontrar los medios para llevarlo a la práctica.
Hay que conocer y pensar en cada alumno concreto, con sus intereses, necesidades, carencias y posibilidades peculiares, para poder adecuar no sólo el curriculum y las actividades sino además los espacios y el horario.
No evita la exigencia y facilita el ritmo de cada uno.
¿Lleva consigo dificultades e incluso problemas? Sí pero, conseguir el éxito en el aprendizaje merece decidirse a comenzar.
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