El éxito - esta realidad que fascina a veces y otras da miedo, pero que siempre se desea - tiene apreciaciones diversas y significados distintos. Todo depende de la categoría de la persona que lo valora y lo busca.
Se puede llegar al éxito desde un fracaso, después de haber conseguido un reto (aunque nadie más que uno lo conozca), por llegar el primero a una meta, por concluir una carrera universitaria, por llevar a cabo un trabajo bien hecho, porque te aplauden, por... por...Sea como fuere, el éxito siempre dependerá del criterio de la persona y sus valores.
Cuando ayudar al otro, hacer el bien, preocuparse por los demás es prioritario, el éxito, la satisfacción por la actuación correcta, está asegurado, aunque se llegue el último.Lo acaba de demostrar una estudiante de secundaria en Ohio que no ha dudado en renunciar a su "éxito" por ayudar a una compañera, un "éxito mucho mayor".
Es fruto de una actitud que sólo depende de la grandeza de alma y, como todo lo que vale la pena, debe aprenderse.
Casi emocionan estas actitudes, me encantaría que fueran habituales, que no sorprendieran. Animo familias y maestros a enseñarlas!
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