Año nuevo, sí, claro, pero siempre me ha hecho pensar que felicitemos el inicio de un año civil y no nos felicitemos cada mañana, porque en verdad,cada día podríamos felicitarnos deseándonos feliz nuevo día, porque cada día lo estrenamos.
Saber descubrir la novedad de cada amanecer, saber esperar y admirar la sorpresa que cada día nos ofrece, y, para educadores, maestros, profesores, padres, saber maravillarse ante la novedad que a cada momento trae cada uno de los alumnos, de los hijos, es el regalo que nos es concedido cada mañana y que siempre trae un sabor nuevo que debe sorprendernos y que nos gratifica.
Es la novedad del día a día que supera la de una vez al año.
Bien decía Chesterton que es muy bueno dar gracias a Dios el día de Reyes, porque encontramos un regalo en el zapato, pero sería muy bueno también darle gracias cada día, porque tenemos unos pies para poner dentro de los zapatos y caminar.
Me sumo a tantos buenos deseos y me gustaría que todo ello tuviera especial efecto en todos aquellos niños que no tienen quien luche por ellos.
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