El silencio precede a la palabra llena de significado, porque silencio y palabra se potencian y se enriquecen mutuamente, como grandes y viejos amigos. Entendiendo por silencio no el vacío sino el recogimiento por el asombro y la contemplación ante lo noble, lo valioso, lo bello, lo verdadero, lo bueno.
A partir de ahí, la palabra se llena de contenido, expresa.
Palabra y silencio se complementan, pero ni silencio de "mudez", ni "cháchara" banal.
Sólo quien ha aprendido a escuchar y a asumir el silencio sabe pronunciar palabras creativas.
La palabra, el silencio, el arte de hablar, el arte de escuchar también deben aprenderse.
La sociedad de la comunicación ¿no debería ser también la sociedad de la escucha y de la capacidad de silencio?
Claro que debería de serlo, pero para ello debemos estar dispuestos a vivir en profundidad.Autocritica, reflexión, esfuerzo,renuncia,aceptación de las limitaciones....son conceptos que a veces por la exigencia que conllevan y la falta de atractivo aparente descuidamos.Retomarlos o priorizarlos en la sociedad y en la tarea educativa seguramente enriquecerá la vida de todos.
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