Proporcionar el buen desarrollo de la Inteligencia Naturalista es una buena manera de educar desde la vida y para la vida. Son muchas las destrezas que se ejercitan al dedicarnos al reconocimiento y cuidado de los seres vivos que nos rodean. Admirar, reconocer, observar, relacionar, seleccionar, clasificar, elegir, comparar, tomar decisiones adecuadas para colaborar con la vida, ... todas estas destrezas de pensamiento y más son las que facilitamos que se pongan en práctica cuando proporcionamos a los alumnos la posibilidad de atender y cuidar un huerto.
Sin olvidar que el contacto con la Naturaleza, con los seres vivos, favorece también el buen desarrollo de la Inteligencia Emocional.
Ya hace varios años me impresionó en una visita en las afueras de París a un Centro educacional dedicado a alumnos con dificultades de comportamiento, comprobar que el cuidado de un huerto tenía un papel primordial por su eficacia comprobada.
Válido para todos, aconsejable también para los que necesitan reorientar su conducta.
Impartida con rigor, con conocimiento teórico y práctico, con entusiasmo, el huerto escolar es una materia a incluir en el currículum.
No hay comentarios:
Publicar un comentario