De un abuelo mío que entendía mucho del cultivo de los árboles me llamó la atención que, al plantar unos nuevos, apenas los regaba. Al preguntarle el por qué, me sorprendió su respuesta. Si los riegas muy a menudo - me dijo - claro que crecerán deprisa, pero débiles, porque las raíces se quedarán en la superficie; si no los riegas, obligas a las raíces a ir al fondo, a buscar la humedad y los nutrientes de la tierra. Tardarán más en crecer, pero serán mucho más recios y capaces de resistir las adversidades climáticas. Al cabo de los años he podido comprobar cuán cierta era su teoría y pensé que en educación ocurre algo parecido. Si al alumno se le evita la dureza del esfuerzo, si no es él quien tiene que buscar y profundizar, si no es protagonista del proceso de su aprendizaje, aunque le cueste, crecerá débil y le faltarán raíces hondas para superar adversidades.
Lo fácil, ni en educación ni en agricultura.
ME PARECE ALGO MUY ACERTADO, EL ESFUERZO DEL ALUMNO ES FUNDAMENTA EN SU APREDIZAJE
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEsta comparación entre el árbol y la educación creo que es muy acertada, y que el que la ha redactado ha debido de tener mucha imaginación y capacidad mental para relacionar las 2 cosas
ResponderEliminarEn nuestra vida deberíamos tener unas raíces profundas para afrontar todas las situaciones que nos vienen y nos vendrán.
Leo de ribot
2 eso B
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarm
ResponderEliminarhijklmnñopqrstuvwxyz
EliminarEl articulo enseña mucho. Enseña que tenemos que estar preparados para poder superar cuando venga lo difícil. A parte de eso es que tenemos que empezar pronto para estar acostumbrado para después no sufrir lo difícil.
ResponderEliminarGt
ResponderEliminar