Estamos convencidos de que es fundamental educar desde la vida y para la vida, por esto todo cuanto acontece, directa o indirectamente, tiene que ver con la educación y debe reflejarse en ella. El Papa Francisco acaba de inaugurar el "Jubileo de la Misericordia", un año especial - como él mismo ha explicado - para "poner en el centro de la vida humana lo específico como persona y como cristiano: la misericordia" , a la que ha definido como "La ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida" (Misericordiae Vultus)
Si la educación ha de ser integral para colaborar al crecimiento y desarrollo de toda la persona, si debe encaminarse a facilitar a cada alumno la relación consigo mismo, con los demás, con Dios y con las cosas, porque el ser humano es relacional por esencia, no cabe duda de que es urgente educar en misericordia, ya que ésta contribuye a hacer un mundo más humano.
Educar en misericordia es educar en humanismo. No hay ninguna de las aspiraciones del ser humano que, de una u otra forma, no hallen respuesta en las catorce obras de misericordia - obras humanitarias - que concretan el concepto misericordia. Su ejercicio no es innato, requiere educación.
Educar en misericordia es la bella tarea de todo educador para este año.
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