Es el tono, la forma como nos dirigimos al otro - sea de la misma edad, mayor o menor; sea uno o sean muchos - el que concreta qué es lo que queremos transmitir, más que la materialidad de las palabras que utilizamos.
La palabra se matiza al llegarnos envuelta con los colores del tono.
Las muchas entrevistas, comunicaciones, master class, charlas, diálogos que se suceden a lo largo del curso escolar, van siempre llenas de palabras, acompañadas de un "tono" que acerca o distancia, que favorece o dificulta, que genera confianza o recelo.
Es que el receptor de palabras, escritas u orales, acostumbra a tener buen oído y lo que capta a veces es más el tono del emisor que la materialidad de la palabra. Sin olvidar que el tono "se contagia" y da lugar a una respuesta parecida.
Familias, educadores, todos deberíamos tenerlo presente para que nuestros mensajes lleguen siempre con la carga positiva que deseamos y generen respuestas favorables.
Hablar y escuchar, tareas específicamente humanas.
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