Un elemento fundamental para la vida, indispensable, por lo tanto, para la educación, que no siempre se tiene presente. El buen humor no es innato, aunque algunos parezca que están mejor dispuestos, se aprende, Parte del conocimiento y aceptación de uno mismo y de un buen dominio de sí; es manifestación de fortaleza y templanza, requiere una buena resiliencia y debe ejercitarse en el día a día. No cabe duda de que el buen humor es signo de madurez humana y se manifiesta de diferentes maneras.
Me parece descrito de forma magistral por Santo Tomás Moro, santo inglés del siglo XVI buen político, pensador, teólogo, humanista, abogado y escritor que le pedía a Dios que le concediera el buen humor con estas sabias palabras:
"Dame, señor, una buena digestión y naturalmente, algo para digerir. Dame la salud del cuerpo y el buen humor necesario para mantenerla. Dame un alma sana, Señor, que tenga siempre ante los ojos lo que es bueno y puro; que se escandalice por ningún mal, sino que sepa encontrar la manera de remediarlo. Dame un alma que no conozca el aburrimiento, las murmuraciones, las críticas ni las quejas. Y no permitas que me tome demasiado en serio esta cosa entrometida que se llama el "yo". Dame, Señor, el sentido del humor, concédeme la gracia de saberme reír de un chiste, para que sepa sacar un poco de alegría a la vida y la pueda compartir con los demás. Amen"
Para rezarla, para reflexionar sobre su contenido, para tratar de hacerla vida, en verano y en invierno, Ojalá el sentido del humor no falte nunca en la familia, en la escuela, en la sociedad, en el mundo.
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