Un cambio, una transformación, y más cuando son significativos, se hacen necesarios porque obedecen a razones que lo exigen. Las transformaciones en educación no son una moda, como pretenden algunos, ni un capricho de unos cuantos, sino que obedecen a razones que nacen de la naturaleza de aquellos a quienes va destinada.
El centro de todo aprendizaje, el protagonista, indiscutiblemente, es el alumno. Y si todos los alumnos son diferentes y poseen Múltiples Inteligencias, no se puede mantener una educación idéntica para todos.
Son muchas las razones para adoptar los cambios, las transformaciones sostenibles que adecuen el currículum y las metodologías, los espacios y la organización del tiempo para optimizar el aprendizaje y ayudar a la formación integral de cada alumno, para que adquiera la competencia global que le capacite para desarrollar todas sus posibilidades y ponerlas al servicio del Bien.
Educar pide creatividad, entusiasmo, confianza y... cambios.
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