"Sacar de ti tu mejor tú" dice Salinas que es amar y la educación siempre es un acto de amor. Educar, de alguna manera, es hacer algo parecido a lo que pacientemente hacen los auténticos restauradores: ayudar a que salga la obra de arte, lo mejor de cada uno de los alumnos.
Educar es facilitar que aparezca la obra maestra de Dios en cada persona, que está dotada de todas las inteligencias que aguardan su desarrollo. Requiere paciencia y una buena dosis de humildad, las dos virtudes que han de acompañar a todo maestro.
Educar es obra de maestros, es obra de artistas porque la educación siempre tiene mucho de arte.
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