O mejor, la palabra. Siempre me ha impresionado
este don extraordinario que sólo posemos las personas: la palabra. La capacidad
de concretar una idea, de expresarla, de comunicarla, la posibilidad de hablar
y escuchar,… Bien dice el poeta que “la
palabra es la cosa más maravillosa de este mundo, porque en ella se abrazan y
confunden toda la maravilla corporal y toda la maravilla espiritual de la
Naturaleza… Deberíamos hablar como encantados, como iluminados. Pues no hay palabra,
por íntima que sea la cosa que representa, que no haya nacido de una luz de
inspiración, que no refleje algo de la luz infinita que creó el mundo” (J. Maragall)
Por esto me alegra todos los
años, cuando llega el 23 de abril, no sólo comprobar que sigue interesando la
palabra escrita, sino además y sobre todo ver que se siguen celebrando Juegos
Florales en los Colegios. El gusto por escribir, por leer, por comunicar educa
e influye en la sociedad.
Juegos Florales, bendita
fiesta que comenzó hace siglos y cuyo premio se concreta en flores, una
especial expresión de belleza.
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