Martín de Riquer, doctor en filología románica, era un humanista en el más amplio sentido de la palabra, un escritor, un literato de los más grandes que ha tenido España y, sobre todo, era un maestro, un gran maestro.
Gustaba de decir con su gran sentido del humor que él no había trabajado nunca, porque siempre se había divertido en su trabajo.
Preguntado por cual es la misión del profesor, respondió sin dudar "ayudar a los alumnos a ir más allá que sus maestros, que avancen en conocimientos, si no no habríamos salido de Aristóteles...Es misión del profesor - le gustaba decir - recurrir a una tradición para no interrumpir una cadena que dura ya siglos"
Autor de muchos libros, conocedor como pocos del Quijote y de la Literatura medieval nos ha dejado muchos discípulos, una obra fundamental para el conocimiento de la Literatura española y una vida coherente y plena.
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