jueves, 21 de mayo de 2015

ADMIRARSE

Una de las más bellas y peculiares características del ser humano es su capacidad de admiración. La sorpresa reflejada en la luz que se enciende en los ojos de un niño ante la maravilla de descubrir lo desconocido, lo sorprendente: la aparición de un pollito que rompe su cáscara, una flor que se abre, el revelado de una fotografía, la luna que se refleja en el mar, el cambio de color de un líquido al mezclarse con otro, el final inesperado de una narración...
Por eso, nada más triste, y me atrevería a decir anti humano, que andar por la vida sin admirarse de nada, como quien está de vuelta de todo.
Los clásicos se asombraban. La palabra griega "zaumasia" que traducimos por asombro está al inicio de toda sabiduría, es la base de la filosofía. Sócrates no dudaba en afirmar que la admiración es la madre de la ciencia.

Nunca se es demasiado viejo para sombrarse, Thomas A Edison,después de haber conseguido muchos descubrimientos, seguía asombrándose de ver crecer la hierba verde.

Y esta es una de las funciones más hermosas de la educación, facilitar el asombro, fomentar la pregunta, posibilitar la sorpresa, Despertar la capacidad de asombro es tarea de los educadores porque es abrir caminos al saber.

No hay comentarios:

Publicar un comentario